A lo largo de los años 2007 y 2008 se adapta el edificio antiguo Hospitalillo Minero de Turón para residencia de personas discapacitadas graves. La recuperación de este edificio responde a razones de índole sentimental, como vestigio de la actividad minera actualmente en decadencia, ya que sus cualidades para el nuevo uso y su estado de conservación no habrían justificado su recuperación.

En el interior del viejo edificio se dejan completamente exentos los muros exteriores, a los que no tocan las divisiones que componen el nuevo programa funcional. La ampliación se adapta por completo a la forma del solar. 

El viejo edificio domina formalmente el conjunto; Los tres paquetes de habitaciones se manifiestan exteriormente gracias a su cubierta inclinada, revestida de zinc, e interiormente se diferencian del resto por su sistema constructivo (estructura de madera) por su cualidad espacial, que pretende ser más amable y personal que la de las zonas comunes.

El cierre curvo del nuevo edificio se construye con barrotes formados con tela metálica plegada que se rellena con grava, en la que se inserta un nervio que da rigidez a cada barrote (QUE LA PALABRA BARROTE ABRA UN DETALLE CONSTRUCTIVO). Este sistema proporciona una textura singular, y permite conducir las aguas de la cubierta a una zanja drenante situada a lo largo de la base del cierre.